Colección de discursos agrupados numéricamente

7.22. Vassakara

Esto he escuchado. En una ocasión, el Bienaventurado estaba morando en Rajagaha, en la colina llamada Pico de Buitre. En esta ocasión, el rey Ajatasattu Vedehiputta de Magadha quiso atacar a los vajjianos. Y dijo lo siguiente: “Voy a golpear a los vajjianos, por más que sean poderosos y gloriosos. Voy a demoler y destruirlos. Voy a traerles ruina y destrucción”.

Y el rey Ajatasattu se dirigió a su primer ministro, el brahmán Vassakara con estas palabras: “Brahmán, ve junto al Bienaventurado, ríndele el homenaje con tu cabeza a sus pies en mi nombre y pregúntale si se encuentra libre de enfermedad o dolencia, si está viviendo tranquilo, vigorosa y confortablemente. Luego dile: ‘Señor, el rey Ajatasattu Vedehiputta de Magadha desea atacar a los vajjianos y dice así «Voy a golpear a los Vajjianos, por más que sean poderosos y gloriosos. Voy a demoler y destruirlos. Voy a traerles ruina y destrucción.»’ Entonces, cualquier cosa que el Bienaventurado te declare, vuelve a reportármelo fielmente, ya que el Tathagata nunca miente”.

“Muy bien, señor”, respondió Vassakara y, habiendo tenido los carruajes estatales enganchados, montó sobre uno de ellos y salió hacia el Pico de Buitre en Rajagaha, montando sobre el carruaje hasta donde le permitió el camino, para después continuar a pie hasta llegar al lugar, en el cual moraba el Bienaventurado. Al llegar, intercambió los saludos de cortesía con el Bienaventurado y se sentó a su lado y le entregó el mensaje de parte del rey.

En esta ocasión, el Venerable Ananda estaba parado detrás del Bienaventurado, abanicándolo. Y el Bienaventurado dijo: “Ananda, ¿escuchaste sobre si los vajjianos se reúnen frecuentemente en las asambleas regulares?”—“Lo escuché, Venerable Señor, ellos lo hacen con frecuencia”.

“Ananda, mientras los vajjianos mantengan estas frecuentes y regulares asambleas, pueden esperar la prosperidad y no la decadencia. Y, ¿escuchaste, Ananda, si los vajjianos se encuentran en armonía, disuelven sus asambleas en armonía y hacen sus negocios en armonía?”—“Lo escuché, Venerable Señor, ellos lo hacen así”.

“Ananda, mientras los vajjianos se encuentren en armonía, disuelvan sus asambleas en armonía y hagan sus negocios en armonía, pueden esperar la prosperidad y no la decadencia. Y, ¿escuchaste si los vajjianos no autorizan cosas que no han sido autorizadas aún ni derogan las que han sido autorizadas, sino que proceden de acuerdo con lo que ha sido autorizado por sus costumbres ancestrales?”—“Lo escuché, Venerable Señor…”—“Y, ¿escuchaste si ellos respetan, veneran, honran y saludan a sus ancianos y los consideran dignos de ser escuchados… si no secuestran forzosamente las mujeres de otros, tampoco a sus hijas ni las obligan a vivir con ellos… si respetan, veneran, honran y saludan a los santuarios, tanto los que están en su tierra como los del extranjero, no retirándoles el debido soporte al cual se comprometieron con anterioridad… si ofrecen la debida provisión para la seguridad de los Arahants, de manera tal que los Arahants puedan llegar y vivir ahí en el futuro y los que ya viven ahí, lo hagan confortablemente?”—“Lo escuché, Venerable Señor, ellos lo hacen así”.

“Ananda, mientras los vajjianos ofrezcan la debida provisión para la seguridad de los Arahants, de manera tal que los Arahants puedan llegar y vivir ahí en el futuro y los que ya viven ahí, lo hagan confortablemente, pueden esperar la prosperidad y no la decadencia.”

Entonces el Bienaventurado se dirigió al brahmán Vassakara: “En una ocasión, brahmán, cuando estaba en el santuario Sarandada en Vesali, enseñé a los vajjianos estos siete principios que previenen la decadencia y mientras que ellos los guarden, mientras que estos principios mantengan su fuerza, los vajjianos pueden esperar a ser prósperos y no decadentes”.

A esto, Vassakara respondió: “Venerable Gotama, si los vajjians cumplen aunque sea con uno de estos principios, pueden esperar la prosperidad y no la decadencia, mucho más si lo hacen con todos los siete. Realmente, los vajjianos nunca van a ser conquistados por el rey Ajatasattu por medio de la fuerza o de las armas. Esto sólo sería posible por medio de alguna traición o si sucediera discordia entre ellos. Y ahora, Venerable Gotama, te pedimos permiso para partir; estamos ocupados y tenemos mucho que hacer”.

“Brahmán, puedes hacerlo de acuerdo a tu propia conveniencia”.

Entonces, Vassakara se regocijó en las palabras del Bienaventurado y se deleitó en ellas, después de lo cual, se levantó de su asiento y partió.