Colección de discursos agrupados temáticamente

Sangarava Sutta

46.55. Discurso con Sangarava

En Savatthi. En esta ocasión, el brahmán Sangavara se acercó al Bienaventurado e intercambió con él cordiales saludos. Una vez concluidas estas cordiales palabras de bienvenida, se sentó a un lado y dijo al Bienaventurado:

“Maestro Gotama, ¿cuál es la causa y cuál la razón por la cual, a veces, aquellos himnos que han sido recitados por largo tiempo no vuelven a la mente, sin hablar de los que no han sido recitados? ¿Cuál es la causa y cuál la razón, por la cual, a veces, hasta aquellos himnos que no han sido recitados por largo tiempo vuelven a la mente, sin hablar de los que han sido recitados?”.

“Brahmán, cuando uno mora con la mente obsesionada por las pasiones sensuales, abrumada por las pasiones sensuales y no entiende cuál es el verdadero escape de las pasiones sensuales surgidas, entonces, uno no conoce ni ve lo que es su propio bien, el bien del otro ni el bien de ambos. Es por eso que aquellos himnos que han sido recitados por largo tiempo no vuelven a la mente, sin hablar de los que no han sido recitados.

“Imagina, brahmán, un cuenco de agua mezclada con laca, cúrcuma, colorante azul o colorante carmesí. Si un hombre con buena vista estuviese examinando su reflejo facial en ella, no podría ni conocer ni ver cómo él mismo realmente es. Así también, brahmán, cuando uno mora con la mente obsesionada por las pasiones sensuales, abrumada por las pasiones sensuales y no entiende cuál es el verdadero escape de las pasiones sensuales surgidas, entonces, uno no conoce ni ve lo que es su propio bien, el bien del otro ni el bien de ambos. Es por eso que aquellos himnos que han sido recitados por largo tiempo no vuelven a la mente, sin hablar de los que no han sido recitados.

“Además, brahmán, cuando uno mora con la mente obsesionada por la animadversión, abrumada por la animadversión y no entiende cuál es el verdadero escape de la animadversión surgida, entonces uno no conoce ni ve lo que es su propio bien, el bien del otro ni el bien de ambos. Es por eso que aquellos himnos que han sido recitados por largo tiempo no vuelven a la mente, sin hablar de los que no han sido recitados.

“Imagina, brahmán, un cuenco de agua caliente puesto sobre fuego, hirviendo y burbujeando. Si un hombre con buena vista estuviese examinando su reflejo facial en ella, no podría ni conocer ni ver cómo él mismo realmente es. Así también, brahmán, cuando uno mora con la mente obsesionada por la animadversión, abrumada por la animadversión y no entiende cuál es el verdadero escape de la animadversión surgida, entonces, uno no conoce ni ve lo que es su propio bien, el bien del otro ni el bien de ambos. Es por eso que aquellos himnos que han sido recitados por largo tiempo no vuelven a la mente, sin hablar de los que no han sido recitados.

“Además, brahmán, cuando uno mora con la mente obsesionada por la pereza y sopor, abrumada por la pereza y sopor, y no entiende cuál es el verdadero escape de la pereza y sopor surgidos, entonces, uno no conoce ni ve lo que es su propio bien, el bien del otro ni el bien de ambos. Es por eso que aquellos himnos que han sido recitados por largo tiempo no vuelven a la mente, sin hablar de los que no han sido recitados.

“Imagina, brahmán, un cuenco de agua cubierta con algas y plantas. Si un hombre con buena vista estuviese examinando su reflejo facial en ella, no podría ni conocer ni ver cómo él mismo realmente es. Así también, brahmán, cuando uno mora con la mente obsesionada por la pereza y sopor, abrumada por la pereza y sopor, y no entiende cuál es el verdadero escape de la pereza y sopor surgidos, entonces, uno no conoce ni ve lo que es su propio bien, el bien del otro ni el bien de ambos. Es por eso que aquellos himnos que han sido recitados por largo tiempo no vuelven a la mente, sin hablar de los que no han sido recitados.

“Además, brahmán, cuando uno mora con la mente obsesionada por la inquietud e intranquilidad, abrumada por la inquietud e intranquilidad, y no entiende cuál es el verdadero escape de la inquietud e intranquilidad surgidas, entonces, uno no conoce ni ve lo que es su propio bien, el bien del otro ni el bien de ambos. Es por eso que aquellos himnos que han sido recitados por largo tiempo no vuelven a la mente, sin hablar de los que no han sido recitados.

“Imagina, brahmán, un cuenco de agua agitada por el viento, ondulada, arremolinada y agitada por las olas. Si un hombre con buena vista estuviese examinando su reflejo facial en ella, no podría ni conocer ni ver cómo él mismo realmente es. Así también, brahmán, cuando uno mora con la mente obsesionada por la inquietud e intranquilidad, abrumada por la inquietud e intranquilidad, y no entiende cuál es el verdadero escape de la inquietud e intranquilidad surgidas, entonces, uno no conoce ni ve lo que es su propio bien, el bien del otro ni el bien de ambos. Es por eso que aquellos himnos que han sido recitados por largo tiempo no vuelven a la mente, sin hablar de los que no han sido recitados.

“Además, brahmán, cuando uno mora con la mente obsesionada por la duda, abrumada por la duda y no entiende cuál es el verdadero escape de la duda surgida, entonces, uno no conoce ni ve lo que es su propio bien, el bien del otro ni el bien de ambos. Es por eso que aquellos himnos que han sido recitados por largo tiempo no vuelven a la mente, sin hablar de los que no han sido recitados.

“Imagina, brahmán, un cuenco de agua turbia, sucia, fangosa y puesta en la oscuridad. Si un hombre con buena vista estuviese examinando su reflejo facial en ella, no podría ni conocer ni ver cómo él mismo realmente es. Así también, brahmán, cuando uno mora con la mente obsesionada por la duda y no entiende cuál es el verdadero escape de la duda surgida, entonces, uno no conoce ni ve lo que es su propio bien, el bien del otro ni el bien de ambos. Es por eso que aquellos himnos que han sido recitados por largo tiempo no vuelven a la mente, sin hablar de los que no han sido recitados.

“Ésta es la causa y la razón, brahmán, por la cual, a veces, aquellos himnos que han sido recitados por largo tiempo no vuelven a la mente, sin hablar de los que no han sido recitados.

“Brahmán, cuando uno mora con la mente no obsesionada por las pasiones sensuales, no abrumada por las pasiones sensuales y entiende cuál es el verdadero escape de las pasiones sensuales surgidas, entonces, uno conoce y ve lo que es su propio bien, el bien del otro y el bien de ambos. Es por eso que hasta aquellos himnos que no han sido recitados por largo tiempo vuelven a la mente, sin hablar de los que han sido recitados.

“Imagina, brahmán, un cuenco de agua no mezclada con laca, cúrcuma, colorante azul ni colorante carmesí. Si un hombre con buena vista estuviese examinando su reflejo facial en ella, podría conocer y ver cómo él mismo realmente es. Así también, brahmán, cuando uno mora con la mente no obsesionada por las pasiones sensuales, no abrumada por las pasiones sensuales y entiende cuál es el verdadero escape de las pasiones sensuales surgidas, entonces, uno conoce y ve lo que es su propio bien, el bien del otro y el bien de ambos. Es por eso que hasta aquellos himnos que no han sido recitados por largo tiempo vuelven a la mente, sin hablar de los que han sido recitados.

“Además, brahmán, cuando uno mora con la mente no obsesionada por la animadversión, no abrumada por la animadversión y entiende cuál es el verdadero escape de la animadversión surgida, entonces, uno conoce y ve lo que es su propio bien, el bien del otro y el bien de ambos. Es por eso que hasta aquellos himnos que no han sido recitados por largo tiempo vuelven a la mente, sin hablar de los que han sido recitados.

“Imagina, brahmán, un cuenco de agua que no es caliente, que no está puesto sobre el fuego y por eso no hierve ni burbujea. Si un hombre con buena vista estuviese examinando su reflejo facial en ella, podría conocer y ver cómo él mismo realmente es. Así también, brahmán, cuando uno mora con la mente no obsesionada por la animadversión, no abrumada por la animadversión y entiende cuál es el verdadero escape de la animadversión surgida, entonces, uno conoce y ve lo que es su propio bien, el bien del otro y el bien de ambos. Es por eso que hasta aquellos himnos que no han sido recitados por largo tiempo vuelven a la mente, sin hablar de los que han sido recitados.

“Además, brahmán, cuando uno mora con la mente no obsesionada por la pereza y sopor, no abrumada por la pereza y sopor, y entiende cuál es el verdadero escape de la pereza y sopor surgidos, entonces, uno conoce y ve lo que es su propio bien, el bien del otro y el bien de ambos. Es por eso que hasta aquellos himnos que no han sido recitados por largo tiempo vuelven a la mente, sin hablar de los que han sido recitados.

“Imagina, brahmán, un cuenco de agua que no está cubierta con algas ni con plantas. Si un hombre con buena vista estuviese examinando su reflejo facial en ella, podría conocer y ver cómo él mismo realmente es. Así también, brahmán, cuando uno mora con la mente no obsesionada por la pereza y sopor, no abrumada por la pereza y sopor, y entiende cuál es el verdadero escape de la pereza y sopor surgidos, entonces, uno conoce y ve lo que es su propio bien, el bien del otro y el bien de ambos. Es por eso que hasta aquellos himnos que no han sido recitados por largo tiempo vuelven a la mente, sin hablar de los que han sido recitados.

“Además, brahmán, cuando uno mora con la mente no obsesionada por la inquietud e intranquilidad, no abrumada por la inquietud e intranquilidad, y entiende cuál es el verdadero escape de la inquietud e intranquilidad surgidas, entonces, uno conoce y ve lo que es su propio bien, el bien del otro y el bien de ambos. Es por eso que hasta aquellos himnos que no han sido recitados por largo tiempo vuelven a la mente, sin hablar de los que han sido recitados.

“Imagina, brahmán, un cuenco de agua no agitada por el viento, no ondulada, ni arremolinada ni agitada por las olas. Si un hombre con buena vista estuviese examinando su reflejo facial en ella, podría conocer y ver cómo él mismo realmente es. Así también, brahmán, cuando uno mora con la mente no obsesionada por la inquietud e intranquilidad, no abrumada por la inquietud e intranquilidad, y entiende cuál es el verdadero escape de la inquietud e intranquilidad surgidas, entonces, uno conoce y ve lo que es su propio bien, el bien del otro y el bien de ambos. Es por eso que hasta aquellos himnos que no han sido recitados por largo tiempo vuelven a la mente, sin hablar de los que han sido recitados.

“Además, brahmán, cuando uno mora con la mente no obsesionada por la duda, no abrumado por la duda y entiende cuál es el verdadero escape de la duda surgida, entonces uno conoce y ve lo que es su propio bien, el bien del otro y el bien de ambos. Es por eso que hasta aquellos himnos que no han sido recitados por largo tiempo vuelven a la mente, sin hablar de los que han sido recitados.

“Imagina, brahmán, un cuenco de agua clara, serena, limpia y puesta en la luz. Si un hombre con buena vista estuviese examinando su reflejo facial en ella, podría conocer y ver cómo él mismo realmente es. Así también, brahmán, cuando uno mora con la mente no obsesionada por la duda y entiende cuál es el verdadero escape de la duda surgida, entonces, uno conoce y ve lo que es su propio bien, el bien del otro y el bien de ambos. Es por eso que hasta aquellos himnos que no han sido recitados por largo tiempo vuelven a la mente, sin hablar de los que han sido recitados.

“Ésta es la causa y la razón, brahmán, por la cual, a veces, hasta aquellos himnos que no han sido recitados por largo tiempo vuelven a la mente, sin hablar de los que han sido recitados.

“Estos siete factores de iluminación, brahmán, no constituyen obstrucciones, obstáculos ni corrupciones en la mente; cuando uno los cultiva y desarrolla, lo llevan a la realización del fruto del verdadero conocimiento y liberación. ¿Cuáles siete? Atención consciente como factor de iluminación no constituye una obstrucción, un obstáculo ni una corrupción en la mente; cuando uno lo cultiva y desarrolla, lo lleva a la realización del fruto del verdadero conocimiento y liberación. Análisis de los fenómenos como factor de Iluminación… Energía como factor de iluminación… Arrobamiento como factor de iluminación… Tranquilidad como factor de iluminación… Concentración como factor de iluminación… Ecuanimidad como factor de iluminación no constituye una obstrucción, un obstáculo ni una corrupción en la mente; cuando uno lo cultiva y desarrolla, lo lleva a la realización del fruto del verdadero conocimiento y liberación”.

Cuando esto fue dicho, el brahmán Sangarava dijo al Bienaventurado: “ ¡Magnífico, maestro Gotama! ¡Excelente, maestro Gotama! El Dhamma ha sido esclarecido de diferentes maneras por el maestro Gotama. Es como si algo torcido se hubiera enderezado, como si algo escondido se hubiera revelado, como si a alguien que estaba perdido se le hubiera mostrado el camino, como si a alguien que estaba en tinieblas con ojos sanos se le hubiera encendido una lámpara. Yo voy por refugio al maestro Gotama, al Dhamma y al Sangha de los monjes. Desde este día en adelante, que el maestro Gotama se recuerde de mí como a uno de sus seguidores laicos, que ha ido por refugio de por vida”.